martes, 5 de julio de 2016

Introducción a la norma lingüística /4ª parte


(Versión en castellano de la introducción a La norme linguistique)
por Jacques Maurais


2. La norma en lingüística contemporánea

Un estudio de la norma en lingüística contemporánea debe conceder un lugar a la Escuela de Praga y a su teoría de la lengua estándar. Menos conocida que la contribución de los miembros del Círculo Lingüístico de Praga a la fonología, principalmente porque la mayoría de los artículos que exponen dicho estudio fueron publicados en checo, la teoría de la lengua estándar y de la lengua literaria constituye, sin embargo, uno de los principales resultados de los trabajos lingüísticos llevados a cabo en Checoslovaquia ; se realizó un esfuerzo para ofrecer una parte de estos textos esenciales a un público más amplio con traducciones (cf. Garvin, 1964; Vachek, 1964; Benes y Vachek, 1971), pero solamente en el presente volumen [= La norme linguistique] se podrá por fin encontrar una versión de un importante artículo de Bohuslav Havránek y de otro de Vilém Mathesius en una lengua de gran difusión.

Tal como lo indica PAUL L. GARVIN, lo que caracteriza la elaboración de la norma lingüística checa es la participación de los lingüistas en la descripción de los usos de la lengua estándar y su codificación. Los lingüistas pudieron apartar a los puristas y conseguir que se basase la codificación en la lengua de los escritores contemporáneos (es decir de los últimos cincuenta años). En el fondo, es lo que había tratado de hacer Vaugelas, pero fue víctima de su propio éxito y, tras él y por mucho tiempo, no se tratará de modificar los cánones lingüísticos del siglo XVII ; la actitud que prevalece después de Vaugelas puede resumirse con estas palabras de Voltaire : "Me parece que cuando ha habido, en un siglo, un número suficiente de buenos escritores que han llegado a ser clásicos, ya prácticamente no está permitido utilizar más que las expresiones de éstos, y que hay que darles el mismo significado; si no, dentro de poco, el siglo actual no entendería al siglo pasado" (citado en Marzys, 1974 : 332). Ahora queda por saber si es posible llegar tan lejos como los checos, basando la norma del francés en los autores de los últimos cincuenta años o si, en nuestro idioma, hay que contentarse con adaptaciones periódicas limitadas, como las que, hasta su muerte, aportó constantemente Grevisse a su Bon usage; al fin y al cabo, tal vez no sea de desear una ruptura con tan larga tradición literaria, aunque el tener en cuenta dicha tradición haya de seguir alejando el francés escrito del francés hablado y aumentar la distancia que separa el francés estándar y las variedades regionales.

Entre los teóricos de la norma, merecen una mención especial Eugenio Coseriu y Louis Hjelmslev. En el tercer capítulo de su obra dedicada a la norma lingüística (Lara, 1976), [el lingüista mejicano] LUIS FERNANDO LARA procede a una discusión del concepto de norma en la teoría de Eugenio Coseriu y a una comparación con la teoría de Louis Hjelmslev ; en el presente libro aparece la traducción francesa de dicho estudio.

Aunque en América la moda de los dendrogramas parece haber decaído y ya no basta con "desplegar las ramas" para ser considerado como lingüista, la gramática generativa ha ocupado tanto lugar desde 1957 que vale la pena estudiar su postura con relación al problema de la norma, y sobre todo puntualizar sobre los numerosos reproches de normativismo que se le han hecho, al manifestarse dicho normativismo de la forma más evidente con un empleo a veces abusivo del "asterisco exterminador" (Hagège, 1976 : 76) y la referencia a la noción de locutor-oyente ideal. YVES-CHARLES MORIN, situándose en el marco teórico de la gramática generativa, muestra que el locutor-oyente, un concepto que, para ciertos críticos, sirve para definir en realidad una norma, es para Chomsky un individuo idealizado y no el representante ideal de una comunidad lingüística ; el aspecto social del lenguaje no interesa realmente a Chomsky, pues el objetivo al que aspira es más bien la búsqueda de las propiedades cognoscitivas responsables de la facultad de lenguaje en el hombre. Desde luego, es posible que este punto de vista no convenza a los que consideran que la gramática generativa plantea como universales, estructuras que se apoyan sólo en hechos del inglés y que impone sin razón este modelo en la descripción de los demás idiomas.

El artículo de JOACHIM GESSINGER y HELMUT GLÜCK, que muestra, a partir de la situación alemana, porqué con frecuencia no se puede disociar la discusión científica de las normas de la situación política, debería aportar muchos temas de reflexión a los especialistas de la planificación lingüística : por ejemplo, el hecho de que, desde el siglo XVII, el debate sobre la norma en Alemania está ligado a la identidad nacional, o bien, una vez realizada la unificación política, la necesidad para el nuevo Estado alemán de proceder a la normalización de las terminologías técnicas para responder a las necesidades del comercio y de la industria (Eugen Wüster se ilustró en esta última tarea) o bien, en los territorios ocupados durante la Segunda Guerra Mundial, los trabajos de reforma lingüística (así, el esfuerzo que se realizó para dar al ucranio un nuevo alfabeto, una nueva ortografía y un léxico lo más alejado posible del ruso, constituirá para algunos una prefiguración de una empresa similar en el Caribe, donde se ve una maniobra para cortar lo más posible a los criollos de sus orígenes franceses). La parte del artículo dedicada a la República Democrática muestra cómo se plantea el debate sobre la norma y sobre la variación lingüística en un país marxista : las diferencias lingüísticas no pueden ser, como en los países capitalistas, indicios de factores sociales, ya que el socialismo significa la superación de una sociedad clasista y que, en una sociedad socialista, las diferencias no deben ser antagónicas.
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La bibliografía se publicará en la última entrada de esta serie.


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