(Versión en
castellano de la introducción a La norme linguistique)
por Jacques
Maurais
2. La norma en lingüística
contemporánea
Un estudio de la norma en lingüística contemporánea debe conceder un lugar
a la Escuela de Praga y a su teoría de la lengua estándar. Menos conocida que
la contribución de los miembros del Círculo Lingüístico de Praga a la
fonología, principalmente porque la mayoría de los artículos que exponen dicho
estudio fueron publicados en checo, la teoría de la lengua estándar y de la
lengua literaria constituye, sin embargo, uno de los principales resultados de
los trabajos lingüísticos llevados a cabo en Checoslovaquia ; se realizó
un esfuerzo para ofrecer una parte de estos textos esenciales a un público más
amplio con traducciones (cf. Garvin, 1964; Vachek, 1964; Benes y Vachek, 1971),
pero solamente en el presente volumen [= La norme linguistique] se podrá por fin encontrar una versión de un
importante artículo de Bohuslav Havránek y de otro de Vilém Mathesius en una
lengua de gran difusión.
Tal como lo indica PAUL L. GARVIN, lo que caracteriza la elaboración de la
norma lingüística checa es la participación de los lingüistas en la descripción
de los usos de la lengua estándar y su codificación. Los lingüistas pudieron
apartar a los puristas y conseguir que se basase la codificación en la lengua
de los escritores contemporáneos (es decir de los últimos cincuenta años). En el
fondo, es lo que había tratado de hacer Vaugelas, pero fue víctima de su propio
éxito y, tras él y por mucho tiempo, no se tratará de modificar los cánones
lingüísticos del siglo XVII ; la actitud que prevalece después de Vaugelas
puede resumirse con estas palabras de Voltaire : "Me parece que
cuando ha habido, en un siglo, un número suficiente de buenos escritores que
han llegado a ser clásicos, ya prácticamente no está permitido utilizar más que
las expresiones de éstos, y que hay que darles el mismo significado; si no,
dentro de poco, el siglo actual no entendería al siglo pasado" (citado en
Marzys, 1974 : 332). Ahora queda por saber si es posible llegar tan lejos
como los checos, basando la norma del francés en los autores de los últimos
cincuenta años o si, en nuestro idioma, hay que contentarse con adaptaciones
periódicas limitadas, como las que, hasta su muerte, aportó constantemente
Grevisse a su Bon usage; al fin
y al cabo, tal vez no sea de desear una ruptura con tan larga tradición
literaria, aunque el tener en cuenta dicha tradición haya de seguir alejando el
francés escrito del francés hablado y aumentar la distancia que separa el
francés estándar y las variedades regionales.
Entre los teóricos de la norma, merecen una mención especial Eugenio Coseriu
y Louis Hjelmslev. En el tercer capítulo de su obra dedicada a la norma
lingüística (Lara, 1976), [el lingüista mejicano] LUIS FERNANDO LARA procede a
una discusión del concepto de norma en la teoría de Eugenio Coseriu y a una
comparación con la teoría de Louis Hjelmslev ; en el presente libro
aparece la traducción francesa de dicho estudio.
Aunque en América la moda de los dendrogramas parece haber decaído y ya no
basta con "desplegar las ramas" para ser considerado como lingüista,
la gramática generativa ha ocupado tanto lugar desde 1957 que vale la pena
estudiar su postura con relación al problema de la norma, y sobre todo
puntualizar sobre los numerosos reproches de normativismo que se le han hecho,
al manifestarse dicho normativismo de la forma más evidente con un empleo a
veces abusivo del "asterisco exterminador" (Hagège, 1976 : 76) y
la referencia a la noción de locutor-oyente ideal. YVES-CHARLES MORIN,
situándose en el marco teórico de la gramática generativa, muestra que el
locutor-oyente, un concepto que, para ciertos críticos, sirve para definir en
realidad una norma, es para Chomsky un individuo idealizado y no el
representante ideal de una comunidad lingüística ; el aspecto social del
lenguaje no interesa realmente a Chomsky, pues el objetivo al que aspira es más
bien la búsqueda de las propiedades cognoscitivas responsables de la facultad
de lenguaje en el hombre. Desde luego, es posible que este punto de vista no
convenza a los que consideran que la gramática generativa plantea como universales,
estructuras que se apoyan sólo en hechos del inglés y que impone sin razón este
modelo en la descripción de los demás idiomas.
El artículo de JOACHIM GESSINGER y HELMUT GLÜCK, que muestra, a partir de
la situación alemana, porqué con frecuencia no se puede disociar la discusión
científica de las normas de la situación política, debería aportar muchos temas
de reflexión a los especialistas de la planificación lingüística : por
ejemplo, el hecho de que, desde el siglo XVII, el debate sobre la norma en
Alemania está ligado a la identidad nacional, o bien, una vez realizada la
unificación política, la necesidad para el nuevo Estado alemán de proceder a la
normalización de las terminologías técnicas para responder a las necesidades
del comercio y de la industria (Eugen Wüster se ilustró en esta última tarea) o
bien, en los territorios ocupados durante la Segunda Guerra Mundial, los
trabajos de reforma lingüística (así, el esfuerzo que se realizó para dar al
ucranio un nuevo alfabeto, una nueva ortografía y un léxico lo más alejado
posible del ruso, constituirá para algunos una prefiguración de una empresa
similar en el Caribe, donde se ve una maniobra para cortar lo más posible a los
criollos de sus orígenes franceses). La parte del artículo dedicada a la
República Democrática muestra cómo se plantea el debate sobre la norma y sobre
la variación lingüística en un país marxista : las diferencias
lingüísticas no pueden ser, como en los países capitalistas, indicios de
factores sociales, ya que el socialismo significa la superación de una sociedad
clasista y que, en una sociedad socialista, las diferencias no deben ser
antagónicas.
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La bibliografía
se publicará en la última entrada de esta serie.